Una Cosmovisión, Mi Cosmovisión

María Fernanda Armella
4 min readMar 9, 2016
Fotografía por: María Armella “Desde arriba”

Constantemente nos hacemos preguntas sobre “nuestra existencia, nuestra identidad, preguntas sobre el orden del mundo”. Tratamos de entender por qué estamos donde estamos y por qué somos quienes somos, pero sin muchas respuestas o a veces con un millón de ellas, seguimos nuestras vidas tratando de ser lo más felices que podemos y lo más presentes que entendemos.

Tratando de entender qué nos motiva a “ser” ese al que aspiramos en relación con el mundo, trate de hacer mi propia cosmovisión contemporánea. Claro esta que este texto se puede tomar como un monólogo conmigo misma, no pretendo afirmar ninguna teoría como real o única, solo escribo con el fin de divertirme un poco y de poder compartir lo que pasa en el interior de mi día a día.

Viajando un poquito en el tiempo…

Tenemos la monarquía, luego la nación respaldada de ciencia y razón y después esta nuestra vida regida por los medios. El hombre siempre busca su identidad en las cosas que lo inundan todos los días pero el desarrollo de su pensamiento lo hace ser cada vez más crítico, es decir, primero creía en la monarquía y en la iglesia pero se da cuenta que su origen puede ser totalmente cuestionable ya que esta institución es creada por el hombre, la iglesia entonces, empieza a perder su credibilidad porque si lo que era sagrado ya es algo que el hombre puede transcribir al idioma y entendimiento de todos, por qué no puede cuestionarlo también, entonces decide creer en la nación, pero la nación se ve corrompida por la política, el poder, los intereses individuales de aquellos que están en la cima; las revoluciones prometen un nuevo orden y solo hay más desorden, así que el hombre decide creer en la ciencia; una vez más es defraudado al ver que incluso la ciencia miente, se han encontrado muchas investigaciones falsas que desacreditan el peso que ésta solía tener; entonces el hombre se remonta a confiar en la concepción de la familia como terreno sagrado del mundo externo, pero como todos sabemos esta estructura se derrumba una vez más. Ahora vemos familias con problemas de violencia, familias con dos papás o dos mamás, divorcios, matrimonios de interés, etc. (No se está en contra de ninguna ideología, se habla en términos de construcción de identidad)

¿Qué le queda al hombre entonces? ¿en qué basa su identidad si todas las instituciones son cuestionables y dudables?

Pues en lo que vemos todos los días y no somos conscientes al 100% de ello. LOS MEDIOS. El contenido que consumimos a diario. Las ideologías, estilos de vida, diferencias políticas, creencias religiosas múltiples, formas de comer, de vestir, de hablar que nos presentan las diferentes plataformas mediáticas. ¿Qué pasa cuando nos damos cuenta que podemos comprar una identidad? Quien quiere ser “new hippie” solo tiene que ir a comprar ropa con muy buena onda de estilo Urban Outfitters, comer cosas orgánicas/veganas o trabajar “la espiritualidad” que los medios nos presentan. Si quiero ser “hipster” tengo que comprar ropa vintage, tomar cerveza artesanal, escuchar música indie y decir que me gustan las cosas poco convencionales. Y si quiero ser “Godínez”, “Ciber-nómada”, “Trotamundos”, “Freelance”, “Yogi”… pues también, adelante, trabaja en tu identidad.

La cultura mediática se ha vuelto en mi opinión el nuevo orden del mundo. ¿No has escuchado por ahí “CONECTIVIDAD”?. El mundo ya no es el mundo “moderno” de antes, ahora es el mundo “contemporáneo”, estamos conectados a través del internet. Podemos trabajar viajando y podemos hacernos millonarios con el lanzamiento de una nueva aplicación. El mundo contemporáneo es aquel en donde por ser músico, bailarín, freak-creativo, cineasta, fotógrafo o modelo ya no te vas a morir de hambre. El arte puede ser un sanitario o un cuadro con tres rayones; también puedo ser católico y el día de mañana irme a un templo budista a meditar. Puedo ser abogado y en mis tiempos libres ser un apasionado por mezclar música en raves. Ya no hay una institución tan cuadrada como la iglesia o la nación. El mundo globalizado en el que vivimos ha logrado si no borrar del todo, sí difuminar las barreras divisorias entre culturas, naciones y religiones.

Si bien los medios nos han dado mucha libertad de actuar y de ser libres en la construcción de nuestra identidad, también han marcado muchas pautas e ideales de lo que es bello y feo, de lo que es aceptable y no, de lo que está “IN” y lo que no está.

Insisto, los medios han ampliado nuestra cabeza y nuestras posibilidades en infinitas maneras, pero es también un hecho que debemos tener cierta educación mediática para no dejarnos influenciar por todo lo que vemos. Siempre habrá un orden o un código social que rija nuestras vidas, pero en cierta medida hay que liberarnos de dichas estructuras. Hay que mantenernos informados e inundados de conocimiento para no ser presa de manipulación de este nuevo orden, sino al contrario sacarle todo el provecho que podamos en la búsqueda de “ese” al que aspiramos ser.

Encontremos nuestra luz.

MARÍA FERNANDA ARMELLA

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María Fernanda Armella

Amante de la danza, la música y la fotografía. Aspiraciones: crear, crecer, viajar, vivir.