Cuando te encuentre.
Aunque no te puedo ver, te siento cada vez que mi corazón arde en llamas de devoción.
Al amanecer, camino sola por este bosque de hojas secas, la película parece tener un filtro de tonos fríos, azules, cristalinos; aunque son los colores de la soledad, nunca había sentido tanto fuego en mi interior como lo siento ahora. Solo en soledad, donde el silencio y la quietud abundan, he por fin empezado a vislumbrar tu grandeza.
A paso firme y solitario sigo hasta la orilla de aquel bosque que desemboca en una explanada de pastos bajos. Cada vez que sopla el viento se crea un oleaje de oro.
La llanura se desploma hacia el acantilado y si levanto la mirada puedo ver la realeza del mar. Imponente mar.
Sigo el borde del acantilado con la mirada, te veo en la punta. Te veo sentado en postura de loto, rodeado de luces cósmicas. Al notar mi presencia, las luces vuelan hacia esta dirección, la mía. Un espectáculo se eleva por los cielos, las luces son como auroras boreales en tonos verdes, morados y un poco de amarillo; atraviesan el llano en pleno amanecer. Experimento mis ojos como caleidoscopios. Estoy sin aliento. Por un lado se yergue el bosque, por otro se extiende el mar y en el centro de todo, estás Tú, emanando una estela de luces cósmicas que ahora vienen por mí.
Al llegar las luces me rodean, bailan alrededor de mi insignificante cuerpo y con su fuerza y sutileza me llevan flotando, levitando por el cielo hasta tu lado donde cómodamente y sin dolores físicos entro en postura de loto y me pierdo en una conversación contigo, una en donde no hacen falta palabras, solo silencio divino. — Petrifica mi cuerpo, expande mi corazón, agudiza mi concentración — .
— ¿Quién soy? — .
En meditación experimento solo un cuerpo. No es el mío.
Todas las manifestaciones naturales se han desvanecido. La luz permanece sutil y libre de toda dependencia material. Somos luz y viajamos a tráves de ella.
Om Kriya Babaji Namah Om.
